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Abuso Verbal: La influencia del Patriarcado

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Reseña:


      Abuso Verbal: La influencia del Patriarcado

                    La Violencia Negada de Patricia EvansCAPITULO XVISOBRE LA TERAPIA

Apoyo terapéutico

La experiencia es una valiosa forma de conocimiento. Yo no creo en un conocimiento privilegiado, en expertos que puedan decir a las personas cómo deberían ser o qué deberían considerar verdadero. Creo que un terapeuta puede ayudar y apoyar para despertar una nueva conciencia y una nueva fuerza. Un terapeuta apoya el proceso de «ver la diferencia», es decir, discriminar entre los juicios de terceros y la propia verdad. Además, un buen terapeuta puede ayudar en el descubrimiento y fortalecimiento de los recursos internos para lograr que la vida real se parezca a la deseada.

Este capítulo examina la terapia en el contexto de la experiencia femenina del abuso, no porque no haya mujeres que sean agresivas con los hombres con quienes tienen una relación, sino porque casi todos los casos que he estudiado -y he estudiado miles- se referían a relaciones de parejas heterosexuales en las que los hombres intentaban controlar a su mujer mediante el abuso verbal. En aquellos casos en que los hombres sufrían este maltrato, su confusión y sus intentos por resolver el problema eran muy similares a las experiencias femeninas que aparecen en este libro. Ellos también se sintieron aliviados cuando supieron que no estaban «locos». El hecho de que estuvieran leyendo sobre experiencias femeninas no tenía importancia para ellos.

LA TERAPIA

Durante los últimos cien años, los métodos terapéuticos se han desarrollado en el contexto de los supuestos patriarcales y jerárquicos de la cultura occidental. Teniendo esto presente, y dando por sentado que la práctica terapéutica es un proceso en evolución, presento algunas ideas y puntos de vista tendientes a apoyar tanto a los terapeutas como a los lectores que deben enfrentar los problemas causados por el abuso verbal.

I.—

Mi perspectiva tiene origen en mi conocimiento de miles de casos de abuso verbal, de numerosos informes y descripciones de encuentros terapéuticos relacionados con el abuso verbal, de trabajos de terapeutas y conversaciones con aquellos que practican la terapia desde la así llamada perspectiva narrativa.

Yo no creo que el terapeuta deba asumir una posición neutral en la interacción terapéutica. Tampoco sugiero que tome partido por una persona o contra otra. Sugiero en cambio que el terapeuta tome partido por el cambio Recomiendo la terapia narrativa porque es antijerárquica y toma en cuenta la naturaleza de los sistemas vivos. Además, se basa en la teoría constructivista, teoría que opina que nuestra identidad, la descripción que hace cada uno de sí mismo se desarrolla, al menos en parte, a partir de las «historias» que oímos acerca de nosotros. De este modo «construimos» nuestra identidad fuera de nuestro medio social.

La perspectiva constructivista puede ser empleada eficazmente por los terapeutas para alentar el cambio positivo de quienes han sufrido abuso verbal. Las parejas y ex parejas de los abusadores verbales que buscan esclarecimiento y apoyo terapéutico, se benefician con este acercamiento respetuoso. Comprender la naturaleza de la violencia verbal puede ayudar a reconocer otras conductas agresivas. Por ejemplo, en general un niño del que se abusa sexualmente también será forzado verbalmente. Una persona que sienta dolor emocional o angustia mental por incidentes con su compañero, podrá ser capaz de identificar y describir lo ocurrido, si previamente reconoce que aquello que se le dijo o la forma en que fue tratada, es de hecho injusta y agresiva.

Un terapeuta que atiende a personas que han tenido o tienen relaciones donde se verifica abuso verbal, debe preservar su seguridad emocional y física. Por esta razón, así como por la valiosa información que puede obtenerse de ese modo, es recomendable participar en una sesión de capacitación para voluntarios que dan contención emocional a víctimas de abuso verbal.

M.—

Los programas de capacitación de voluntarios contra la violencia doméstica brindan información valiosa. También sirven como introducción a las dificultades prácticas y culturales que la gente enfrenta en sus esfuerzos por escapar al abuso. Además, a menudo ponen de manifiesto la dificultad que mucha gente encuentra para asumir la responsabilidad de mantener y abandonar sus relaciones.

Tanto el abuso verbal como la agresión física son tácticas del Poder Sobre. La comprensión de la agresión física contribuye al reconocimiento del abuso verbal. A la inversa, y muy importante, la comprensión del abuso verbal permite que las mujeres golpeadas reconozcan que ellas no son la causa de la agresión. Por supuesto, «comprender» no significa de ninguna manera no sancionar los abusos.

Para decirlo sencillamente, la violencia verbal y la física son la misma bajo diferentes formas. Son tácticas del Poder Sobre. Por esta razón creo que el abusador verbal se beneficia si participa en un programa de recuperación.

Esto puede ser un poderoso agregado a la terapia aunque la agresión física no esté involucrada.Además, aunque el abuso sea sólo una posibilidad, es importante que el terapeuta entreviste por separado al abusador y a su pareja.

La gente que conduce los programas suele saber mucho acerca del abuso verbal. Por ejemplo, el programa de Hombres Unidos contra los Ambientes Violentos en Napa, California, junto con el Servicio de Mujeres Abusadas de San Rafael, California, contribuyeron con copiosa información, describiendo muchas conductas relacionadas con las categorías de abuso verbal que aparecen en este libro.

I.—

La influencia del Patriarcado

Todavía vivimos en una cultura patriarcal; esta cultura determina que las mujeres estén subordinadas a los hombres. Cuando yo era muy joven solía pensar que patriarcado era un término que se refería a las ideas de los hombres viejos, por ejemplo «las mujeres no deberían votar». (¿No era eso abuso verbal?) Creía que patriarcado se refería a «las cosas como eran antes». Ahora sé que el patriarcado -un sistema de creencias erróneas e inhumanas acerca de los hombres y las mujeres- todavía tiene una tremenda influencia en nuestra cultura y en el mundo. Esto no quiere decir que un abusador verbal no sufra otras influencias (paranoia, por ejemplo).

El terapeuta puede ayudar a que una persona vea cómo ha influido el patriarcado en su vida. Para ayudar a que el abusador vea que el patriarcado lo llevó a la dominación, es muy bueno que se discutan con él las creencias sobre el poder y los derechos, así como la necesidad de decir la última palabra, la de ser la autoridad en la vida de otro en lugar de dejar que cada uno sea su propia autoridad y la de ordenar la vida de otra persona, etcétera.

De manera muy general, el siguiente ejemplo explica cómo puede influir el patriarcado en una relación y hasta crear una «no-relación bajo el disfraz de una «relación». Cada vez que una mujer dice «no» al abuso verbal de su compañero -diciendo por ejemplo «No quiero que me des órdenes» o «No quiero que me digan cómo hacer lo que hago»-, desafía al patriarcado. Si el abusador en la interacción está bajo la influencia del patriarcado, oirá la declaración como si fuera un desafío a él mismo (no al patriarcado) y puede creer que debe luchar con ella (no con el patriarcado). Incluso puede pensar: «Ella está buscando pelea». Por supuesto, la mujer sólo pide que no se abuse de ella, que no se le den órdenes ni se la critique. La mujer está buscando una relación mejor y más estrecha. Su compañero, en este ejemplo, está buscando una «victoria». Se ha entregado a las ideas patriarcales, convirtiéndose más en un amigo del patriarcado que en un amigo de su pareja.

M.—

Alan Jenkins14 señala: «Muchos hombres no consideran que tengan actitudes sexistas o estereotipadas respecto de las mujeres y los niños. Se ven a sí mismos como equitativos y  justos en su manera de tratar a su familia y a menudo califican a su pareja de opresiva, controladora e injusta».

Cuando el abusador se ve a sí mismo como «la víctima», invita a su pareja a verse como el criminal. «Si yo lo hubiera dicho de otra manera él no me habría humillado, gritado o dado órdenes.» La invita a unirse a él en una visión patriarcal de las cosas, una visión carente de sentido que exonera al hombre y hace responsable a la mujer de la conducta.

Jenkins señala también: «Los abusadores pueden ser tanto hombres tranquilos y pasivos que tienden a evitar los conflictos, hasta patriarcas dominantes que hacen constante exhibición de poder y de posición social. Sin embargo, en ambos extremos aparecen exageradas pautas de prescripción e invalidación con respecto al género, sectores sociales, cuestiones emocionales y otros».

La identificación del «problema.»

Los terapeutas pueden tener dificultad para identificar la dinámica de la dominación cuando una pareja se presenta ante ellos buscando asesoramiento para «profundizar la relación» o «tener una mejor relación» porque «no se están llevando bien» o porque «últimamente están riñendo». La misma dificultad puede presentarse cuando la mujer llega sola a hacer una consulta porque «se siente deprimida», no está «contenta con su relación» o tiene «problemas para comprender» a su compañero.

No es infrecuente que un terapeuta trate a una pareja cada semana durante varios meses sin que se entere del verdadero problema. A veces nadie reconoce el problema; otras, aunque lleguen a reconocerlo, lo minimizan; y otras la mujer teme mencionarlo por temor a ser aún más maltratada.

I.—

Del mismo modo, puede que algunos terapeutas no sepan que están ante una relación agresiva. A veces la mujer agredida teme revelar los incidentes. Muchas mujeres me contaron que «sabían» que si hubieran dicho algo sobre las agresiones sufridas, su compañero las habría golpeado cuando llegaran a su casa o mientras  iban camino a ella. Otras, por el contrario, no reconocieron que el hecho de que su compañero la golpeara significaba que tenían una relación agresiva. Pensaban que cuando obtuvieran asesoramiento descubrirían «lo que estaba mal» y, al introducir cambios en la relación, no volverían a ser golpeadas.

Por supuesto, «Lo que está mal» es la violencia, verbal o física.

Muchos terapeutas tradicionales tienen tendencia a mirar a la persona como el problema y verse ellos como expertos  en el problema (que se localiza en la persona). Algunos creen tener un conocimiento objetivo de la persona y que lo que ellos consideran que está bien para él o para ella está bien, al margen de qué piensa o siente el paciente.

Algunos terapeutas creen saber qué debería hacer o cómo debería ser su paciente, sin comprender que la percepción que el paciente tiene de su propia naturaleza es más significativa que la de cualquier otra persona. Los cambios que se dirigen hacia el interior y que se basan en la percepción que las personas tienen de sí mismas, son los más duraderos. La terapia que dirige y patologiza es una postura de predominio. En efecto, nos dice: «Tengo un conocimiento experto que usted no tiene así que tengo poder sobre usted y puedo dirigirla y decirle qué debe hacer». El abuso de poder en una relación «terapéutica» es el resultado de una terapia basada en la Realidad I.

M.—

Un hombre que confesó haber abusado verbalmente de su esposa me escribió para decirme: «Hicimos terapia de pareja durante años y nuestro terapeuta nunca identificó el abuso verbal». Muchas mujeres escribieron que las agresiones tuvieron lugar aun frente a su terapeuta y que éste no dijo una palabra al respecto. Cierto número de mujeres afirmaron que fueron agredidas por el mismo terapeuta. Aunque estos relatos no se refieren a todos los tratamiento terapéuticos, son lo suficientemente comunes para justificar que se eche una mirada a la dinámica de las relaciones agresivas. Si el terapeuta es ciego a los efectos que la cultura y el patriarcado ejercen sobre algunas relaciones, puede creer que una mujer agredida verbalmente ya no lo será más sólo con que se vuelva más independiente y tenga más seguridad en sí misma. Esos terapeutas que creen que «si usted cambia, el cambiará» no reconocen la autonomía personal. Usan un «modelo» que ya no sirve para la relación. Por ejemplo, los terapeutas entrenados en sistemas familiares, a veces ven la relación como si fuera un sistema biológico. «Si un miembro (una parte) del sistema cambia, el otro también cambiará.» Ésta no es una descripción útil ni precisa de una relación en la que una persona pretende vencer y predominar sobre otra. Por el contrario, en una relación basada en la reciprocidad ese modelo podría servir, dado que ambas partes estarían inclinadas a adaptarse a los requerimientos del otro.

Un enfoque sistémico de la terapia como el enfoque narrativo, reconoce la autonomía. La teoría de los sistemas deja bien en claro que los seres humanos son sistemas vivientes autónomos e interdependientes, tal como ocurre con un ecosistema.

SEGUNDA PARTE

 

Nuevo Micro:

LOS PECADOS CAPITALES

Continuamos con la revisión de estas faltas cardinales,

propias de la condición humana  que

nos acosan a lo largo de la vida

ENVIDIA: Sentimiento oscuro, condenado por la familia y la sociedad. Nace y crece entre los recovecos de nuestro psiquismo. Desde los primeros años de la existencia -las ponderaciones o la denigración- de hermanos, primos, amigos y compañeros por parte de los adultos, es vivida, en muchos casos, de forma injusta pero… sin derecho a réplica y eso va alimentando este sentimiento, por lo general de forma inconsciente. No obstante, podemos abrazar esa alimaña espiritual con una buena dosis de compasión “de la buena” y de amor por nuestra condición humana. Nadie está libre de sentirla… pero si nos hunde en la miseria o no lo hace, depende de qué hacemos con ella.

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“¿Qué es un envidioso? Un ingrato que detesta la luz que le alumbra y le calienta.”

VICTOR HUGO

 


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