El Aliento de la Jerarquía

He dado mucho en el pasado que puede proporcionar una plataforma de objetivos y de métodos. Nada de lo que he delineado es abrogado ahora; sólo cumplimiento es pospuesto. Durante siete años críticos, estuvo en mano de los hombres del mundo espiritualmente orientados, en mano de las iglesias en todos los países y de los hombres de buena voluntad y de los aspirantes mundiales, trabajar de modo que se pudiera evitar el conflicto actual. Pero el espíritu de Cristo se perdió en organización clerical; se ha puesto énfasis sobre teología técnica; el espíritu de buena voluntad no fue expresado dinámica y prácticamente, sino teórica y negativamente; los aspirantes del mundo no tuvieron ningún verdadero sentido de valores sino que se contentaron con dedicar un poco de tiempo a la vida espiritual y a otra gente, pero se perdió mucho tiempo en metas individuales, personales. Un espíritu de inercia embargó a los mejor dispuestos y a las personas más comprensivas; nada de lo que pudimos hacer sirvió para despertarlos a una acción más poderosa o a sacrificar valores personales temporarios a los perdurables valores universales. Para sí mismo, el individuo siguió siendo más importante que el bien de la totalidad.

No se desalienten, hermanos míos. No están solos en esto sino que son parte de un vasto número, si esto les sirve de algún consuelo.

Iniciación es esencialmente un salir de antiguos controles y entrar en el control de valores más espirituales y cada vez más superiores. Iniciación es una expansión de conciencia que conduce a un creciente reconocimiento de las realidades internas. Es igualmente el reconocimiento de un renovado sentido de la necesidad de cambio y la sensata ingeniería de esos necesarios cambios de modo de que pueda hacerse un progreso real; la conciencia se expande y se vuelve más generosa y divinamente inclusiva y hay un nuevo y más potente control por el alma a medida que asume cada vez más la dirección de la vida del individuo, de una nación y del mundo.

En el último análisis, y desde la posición de la Jerarquía, el conflicto actual entre la personalidad de la humanidad (expresando los valores materiales como el factor dominante en experiencia de vida) y el alma de la humanidad (expresando los valores espirituales como el factor dominante en asuntos humanos) es idéntico al conflicto que tiene lugar dentro de la conciencia de un ser humano cuando ha llegado a la etapa de discipulado y enfrenta el problema de los pares de opuestos. Este conflicto se manifiesta de muchas maneras de acuerdo al punto de vista y al trasfondo de pensamiento. Podría llamarse el conflicto entre Cristo y anti-Cristo, pero no como lo comprenden quienes generalmente emplean esas frases. Ninguna nación expresa el espíritu de anti-Cristo, así como tampoco nación alguna expresa el espíritu de Cristo. Cristo y anticristo son las dualidades de espiritualidad y materialismo, tanto en el individuo como en toda la humanidad. O ustedes pueden hablar de Dios y el Diablo con las mismas implicancias básicas. ¿Pues qué es el hombre mismo sino una expresión de divinidad (Dios) en una forma material (el Diablo), y qué es materia sino el medio a través del cual divinidad debe finalmente manifestarse en toda su gloria? Pero cuando eso tenga lugar, materia ya no será un factor controlante sino simplemente un medio de expresión.

Por lo tanto, la batalla se libra entre el aspecto forma de la vida y el alma. El Morador en el

Umbral (el umbral de la divinidad, hermanos míos) es la humanidad misma con sus antiguos hábitos de pensamiento, su egoísmo y codicia. La humanidad ahora está frente al Ángel de la Presencia —el Alma Cuya naturaleza es amor y luz y comprensión inclusiva. El gran problema hoy es cuál de los dos saldrá victorioso del conflicto y cuál de estos dos grandes agentes de la vida determinará el futuro de la humanidad e indicará el camino que la humanidad decidirá seguir.

Los asuntos en juego están claros para todas las personas que piensan correctamente. La intolerancia, el intenso orgullo nacional y la satisfacción propia pueden cegar a los hombres a las realidades actuales, pero hay suficientes personas pensando con claridad como para que el futuro de correcta decisión sea más probable que en ningún otro momento previo en la historia de la raza.

Extraído de: La Exteriorización de la Jerarquía, Alice A. Bailey – Septiembre de 1939