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Reseña:
Esencialmente un conflicto es el choque de dos fuerzas opuestas. Una fuerza puede manifestarse en forma mental, emocional o físicamente. Una fuerza puede tomar la forma de una idea, de una aspiración, de un deseo o de una acción física. Otra característica de la fuerza es la voluntad, la intención o el móvil que la impele en una dirección. Entonces, cuando las fuerzas se reúnen en una forma física, emocional o mental y sus móviles impulsores están en oposición unos con otros aparece el conflicto.
Una visión de los asuntos humanos desde una perspectiva de la fuerza revela dos grandes fuerzas luchando por el dominio en todas las áreas de la vida humana. Existe una fuerza de evolución procurando establecer rectas relaciones humanas, una nueva civilización y una nueva conciencia. Y también existe una fuerza de involución que está presente en todas las formas y condiciones de la vida que impide el desarrollo evolutivo en el reino humano.
La fuerza evolutiva es la propia fuerza de la divinidad, impulsando constantemente una mayor perfección en la manifestación material. Aquellos que afirman un principio divino en el hombre y el universo, no deberían pasar por alto el hecho de que este principio debe, necesariamente, ser desarrollado en los asuntos mundiales. Tal principio está presente en todos los periodos de la historia del mundo y en las visiones, ideas, valores e ideales que guiaron y guían a la humanidad hacia el próximo logro.
Hoy, la fuerza evolutiva se demuestra en la visión de una humanidad y de una civilización global, basada en el principio de la unidad en la diversidad. Esta fuerza esta presente en los valores de inclusividad, cooperación, participación y responsabilidad para el bien común, todo lo cual debe caracterizar ahora la política internacional, la economía mundial, las relaciones entre las razas y etnias, la religión y, en fin, todas las áreas de la vida humana.
La fuerza evolutiva se manifiesta a través de todas las acciones emprendidas por la humanidad que llevan la conciencia espiritual a la vida física y a la subsiguiente realización de su unidad.
En contraste, la fuerza involutiva toma la forma de antiguos ideales y de hábitos de pensamiento que han servido en su propósito de traer a la humanidad a su presente punto de desarrollo, pero que deben ahora desaparecer si es que la nueva era va a ser introducida como se aspira. La fuerza involutiva es la inercia de aquellas tendencias separatistas y egoístas que si les fuera permitido dominar producirían una limitación de la vida y su final destrucción.
Comprendiendo el conflicto básico en los asuntos en términos de fuerzas, el rol de los hombres y mujeres de buena voluntad es evidente: la función del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo es la de lograr un equilibrio de las fuerzas de desintegración y destrucción realizando en sí mismos las fuerzas de integración y de construcción.
Para compensar la fuerza involutiva, los hombres y mujeres de buena voluntad necesitan encarnar la fuerza evolutiva que establecerá un nuevo orden mundial.
En el proceso de encarnar la fuerza evolutiva, se focaliza la conciencia sobre la construcción de aquellas formas que harán emerger la nueva era; por medio de este enfoque en el factor de construcción se deja de atacar a aquellas formas que están impidiendo el progreso, así se obtiene una tendencia gradual hacia la estabilización y la armonía.
El conflicto entre lo viejo y lo nuevo no se solucionará satisfactoriamente por medio del ataque a aquellas formas que encarnan la fuerza involutiva. El ataque sólo lleva a más división y separatividad, a una postura de defensa más fuerte y, por lo tanto, a reforzar aquellas formas que se está buscando superar. Cuando se ataca lo negativo se le está dando mayor poder.
Que los individuos “no se opongan al mal sino que se organicen y se movilicen hacia el bien de modo que se refuercen las manos de los trabajadores que están del lado de la rectitud y del amor, entonces el mal encuentra menos oportunidad”. Como dice un dicho popular “Si no eres parte de la solución, entonces eres parte del problema”.
En la medida que los seres humanos tomen activamente su lugar promoviendo la fuerza evolutiva de la divinidad, el equilibrio en los asuntos mundiales será logrado, llevando a la humanidad a su próximo gran logro.
[PH – Marzo 1945] Estos idealismos en conflicto son un signo saludable, estemos de acuerdo con ellos o no. Son indudables reacciones a la demanda humana —urgente y correcta— de mejores condiciones, de más luz y comprensión, de mayor cooperación, de seguridad, paz y abundancia en lugar de terror, temor y hambre… Lo que debe hacerse ahora es trabajo puente —puente entre lo que hoy es y lo que puede ser en el futuro.La circulación de la corriente sanguínea: La clave del establecimiento del orden mundial se halla oculta en dicha simbología, la libre circulación de todo lo necesario para cada parte de la gran estructura de la humanidad. La sangre es la vida, y el libre intercambio, la libre participación, la libre circulación de todo lo que se requiere para un correcto vivir humano, caracterizará al mundo futuro.
[Bibliografía: Los Problemas de la Humanidad, Curación Esotérica (de los libros de Alice A. Bailey por Fundación Lucis)] y Secuencia 2 de Buena Voluntad. www.lucis.orgWarning: array_key_exists() expects parameter 2 to be array, null given in /home/customer/www/omdemand.com.ar/public_html/wp-content/themes/vice/inc/related_releases.php on line 13

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Producido por: La voz del silencio
Fecha de publicación: 12-08-2021