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La Ley de Karma (Continuación)

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La Ley de Karma (Continuación)

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Reseña:


 

 

Al tratar el tema del karma como un factor decisivo y duradero — tanto en la enfermedad como en la salud—, una de las críticas a que están sujetas mis instrucciones es que hago demasiadas generalizaciones y no un análisis detallado y específico de determinadas enfermedades, particularmente respecto a las grandes enfermedades básicas que producen tantos estragos en la humanidad y que no han sido fundamentalmente extirpadas. No me ocupo de sus síntomas o de su curación, ni indico técnicas por las cuales puedan ser tratadas. Creo que debo referirme a esta crítica a fin de que continúen su estudio bajo ningún error. Este punto es propicio para hacer un alto y enfrentar este desacuerdo. El karma necesariamente es un tópico general y no específico; el público en general todavía no la acepta en sentido oculto. Debe ser considerado a grandes rasgos hasta el momento en que la Ley de Causa y Efecto sea aceptada como un principal factor condicionante en la conciencia humana, no sólo en amplia escala sino en relación con las vidas individuales. El público en conjunto aún es ignorante de esta Ley.

 

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Evidentemente es innecesario que me ocupe del aspecto sistemático de las enfermedades y de los hechos que han sido tan hábilmente investigados por la ciencia médica ortodoxa. Hemos estado considerando las causas de tales enfermedades y propongo que nos ocupemos de los métodos ocultistas de producir curaciones —siempre que la Ley del Karma permita tales curaciones y el curador esté dispuesto a trabajar de manera ocultista. He intentado aclararles que la causa fundamental está relacionada con la energía, cuando hay excesiva o escasa afluencia a través de los centros. Tenemos aquí los dos principales factores en la producción de enfermedad. Es esencial que aquellos de ustedes que estén interesados en el estudio de la enfermedad y su curación admitan esto y permitan que forme la base de su acercamiento. He indicado que la medicina y el tratamiento médico, en el futuro, partirá de este hecho como primera iniciativa. No niego la naturaleza real de los descubrimientos médicos. Trato de llevar adelante este tópico comenzando desde ese punto; no forma parte de mi programa ignorar los sabios descubrimientos de la ciencia médica moderna, tampoco apoyo a esos grupos de personas que menoscaban y rehúsan admitir los hallazgos de la medicina moderna. Esto lo he remarcado anteriormente. Quisiera indicar la tendencia de las investigaciones médicas futuras, que consistirá en descubrir el origen de la dificultad en el reino de la vitalidad (tal como lo han denominado los investigadores ortodoxos), y que consideramos como el reino del cuerpo etérico.

 

Un cuidadoso diagnóstico de la enfermedad, basado en los síntomas externos verificados, será simplificado en tal medida que, una vez conocido y así aislado el órgano involucrado, el centro en el cuerpo etérico que esté en más estrecha relación con él, será sometido a métodos de curación ocultista, aunque los métodos comunes, paliativos, médicos o quirúrgicos no serán negados.

 

Es aquí donde el fanático de algún culto o sanador frecuentemente se extravía. El antiguo acercamiento a la medicina, con su investigación física y sus diagnósticos afortunados o desafortunados, también será necesario hasta que los clínicos y cirujanos posean facultad clarividente, percepción intuitiva y visión espiritual interna, y también hasta que hayan desarrollado una técnica para manejar la energía en relación con el paciente. Algún día a esto se le agregará la correcta interpretación astrológica, el reconocimiento inmediato de los tipos de rayo y la aplicación de las correctas técnicas de curación, como lo requiere el rayo que condiciona la expresión de vida del paciente, más su etapa de evolución.

 

Grandes impedimentos se me presentan cuando trato de sentar las bases para este nuevo acercamiento a la medicina… Todo lo que puedo hacer (si han de beneficiarse con lo que digo) es establecer ciertas suposiciones amplias y generales que regirán a los médicos del futuro. Pero durante el período intermedio entre la antigua y la nueva era, los hombres se debatirán en una bruma de conjeturas; se iniciará un gran conflicto entre las escuelas fundamentalistas y los especuladores e investigadores de las nuevas ideas y, temporariamente, olvidarán “el noble sendero medio” de Buda.

 

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Otra dificultad que debo encarar (a medida que describo la medicina del futuro) es que yo pienso en términos de ciclos y ustedes en términos de unos pocos años. Lo que en realidad procuro hacer es indicar las líneas hacia las cuales tenderá la investigación médica durante los próximos doscientos años. El esfuerzo que se realiza actualmente consiste en cómo curar a una persona aquí y ahora; esta reacción es natural y los pensadores avanzados tratan de capacitarse para realizarlo en esta época por intermedio de los denominados métodos de curación esotérica y mental. No obstante, muy poco se conoce de la constitución del cuerpo vital y prácticamente no existen antecedentes de investigación en dicho campo.

 

El mundo está lleno de grupos en rebeldía contra la medicina ortodoxa; erróneamente en rebeldía, porque en su fanático entusiasmo hacia su particular acercamiento al problema de la curación, ignoran los benéficos aspectos de la desarrollada ciencia médica. Intentan arrojar por la borda la contribución de las edades al conocimiento del hombre acerca del organismo humano, sus interrelaciones y su cuidado, curación y preservación; se niegan a beneficiarse de la sabiduría pasada, prefiriendo embarcarse en un mar de investigaciones con espíritu de rebeldía, colmados de prejuicios y totalmente desprovistos del equipo necesario para la tarea que tienen entre manos.

 

La medicina académica es el resultado de la mente humana, un don de Dios; es una expresión divina comprobada y una fuerza muy benéfica en el mundo, a pesar de las flaquezas humanas, de la explotación comercial y de muchos errores. Lo mismo sucede con la religión. Estas dos grandes ciencias deben eliminar las posiciones reaccionarias y fundamentalistas y proseguir, con mente abierta, los nuevos caminos de acercamiento a la divinidad y al bienestar físico.

 

La nueva medicina no puede ser científicamente formulada ni inteligentemente presentada hasta que no se acepte el hecho del cuerpo etérico y se reconozca generalmente su existencia, como un mecanismo proveedor de energía y como el aspecto vital de la forma externa. Entonces la profesión médica apartará su atención de los efectos físicos externos y tangibles y la dirigirá a las causas internas, ya que éstas han de descubrirse en los centros y en sus campos de actividad relacionados.

 

 

Extraído de: Un Tratado sobre los Siete Rayos – Tomo IV “Curación Esotérica”, Alice A. Bailey.

 


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