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Reseña:
- Aquellas que surgen de la naturaleza emocional-sensoria.
- Aquellas que tienen su origen en el cuerpo etérico.
- Aquellas que están basadas en pensamiento erróneo.
- Las peculiares dolencias y problemas sicológicos de los discípulos.
Puede haberles interesado ver que ubico las dolencias del cuerpo etérico en el segundo lugar y no en el primero. La razón de esto es que las enfermedades y dolencias grupales apegadas a la raza, operan principalmente a través del cuerpo etérico y encuentran su camino hacia la manifestación vía los cuerpos etéricos de todas las formas. Pero las ubiqué en segundo lugar, aunque en el último análisis son las más numerosas, debido al hecho de que la humanidad todavía no puede ocuparse de ellas masivamente.
El acercamiento debe hacerse por medio de los individuos, y los hombres deben despejar sus cuerpos astrales o emocionales de esas condiciones que los pre-disponen a la enfermedad, como individuos.
En la actualidad la raza está astralmente polarizada. La naturaleza emocional-sensoria es todopoderosa en las masas. Esto conduce a un cuerpo etérico relativamente negativo, el cual está sintonizado con toda la sustancia etérica del planeta. Esta sustancia, que subyace en todas las formas, es sencillamente un agente trasferidor y trasmisor de la energía vital al cuerpo físico denso externo. La energía circula a través de esta sustancia etérica, libre de todo control por parte del ser humano individual, que casi no se percata de ella porque su foco de atención es astral.
Desde el estado de conciencia astral o emocional puede ser deducido mucho de lo que concierne a las condiciones físicas individuales.
En consecuencia debemos eliminar esas dolencias que son dolencias grupales y que han penetrado y se han propagado por todo el género humano desde el mundo de la fuerza etérica, dejándolo agotado en cierto sentido, o sobrestimulado, o en tal condición que la Muerte sobreviene naturalmente.
Podría afirmarse como una generalización básica, que la dificultad física personal tiene actualmente su asiento en el cuerpo emocional y que ese vehículo de expresión es el predominante agente predisponente de la mala salud del individuo, así como las dolencias grupales y la propagación de cualquier tipo de epidemias a través de las masas están fundadas en alguna condición en la sustancia etérica del planeta.
Esas enfermedades que son generales, nacionales, raciales y planetarias llegan a un individuo vía su cuerpo etérico, pero no son tan personales en sus implicaciones. Sobre esto me extenderé más adelante. Hoy sólo establezco la proposición general.
* * *
Quisiera puntualizar que las enfermedades para las masas, para el ciudadano término medio, para la intelectualidad y para los discípulos del mundo, pueden diferir y difieren ampliamente —no tanto en su expresión como en su campo de expresión. Este es un punto que muy difícilmente reconoce el curador término medio; no le es fácil ni posible captar estas diferenciaciones y calibrar el punto en la evolución que un hombre pueda haber alcanzado.
- Algunas enfermedades deben ser tratadas desde el plano mental, y apelarán a la mente del curador;
- otras requieren una concentración de energía emocional por parte del agente curador;
- en otros casos el curador debe tratar de ser sólo un trasmisor de energía pránica para el cuerpo etérico del paciente, por medio de su propio cuerpo etérico.
¿Cuántos curadores son en realidad conscientemente conscientes del foco de la conciencia o de la fuerza de vida en el paciente del que se ocupan? ¿Cuántos comprenden realmente algo del tipo de curación que es posible y necesario aplicar a un discípulo?
¡Cuán pocos se dan cuenta de que ningún discípulo, por ejemplo, puede ponerse en manos del curador magnético o trabajador radiante término medio, ni de cualquier tipo de experto en sicología! Un discípulo no osa someterse a las emanaciones áuricas de ningún curador ocasional, ni al poder del inexperto sicólogo académico, no importa cuán prominente pueda ser. Sin embargo, puede someterse a la sabia pericia del médico o cirujano del plano físico, ya que —para él— el cuerpo físico es sólo un autómata. Por lo tanto puede aprovechar los medios físicos para su beneficio.
Muchos de los fracasos de los métodos curativos empleados actualmente consisten en la incapacidad del curador para:
- Calibrar el alcance de la dificultad, dónde puede estar localizada básicamente, y en qué cuerpo surge y yace principalmente.
- Saber dónde está ubicado el paciente en la escala de evolución, y dónde, por lo tanto, debe buscar primero la fuente de la dificultad.
- Diferenciar entre las enfermedades que se deben a las condiciones internas personales, o a las tendencias heredadas, o a la distribución grupal.
- Saber si la enfermedad requiere ser tratada: alopática u homeopáticamente; mediante radiación o magnetización, o ambas; mediante correcto ajuste sicológico interno; apelando al poder de la propia alma de un hombre —algo que no es posible excepto para la gente avanzada; mediante medios definidamente ocultistas, tales como la formación de un triángulo de curación compuesto por: Maestro, Paciente y Curador. Este método implica mucho conocimiento y un elevado punto de logro espiritual por parte del curador; también presupone la conexión del curador con un Maestro y el grupo del Maestro, más el derecho adquirido de apelar a ese grupo por energía en nombre del paciente —algo raras veces concedido todavía.
Quisiera ante todo puntualizar que mi propósito e intención no es escribir un tratado médico. En consecuencia no trataré la anatomía del cuerpo ni discutiré los síntomas de las enfermedades, excepto absolutamente por casualidad. No pienso entrar en detalles acerca de los síntomas ni considerar las muchas enfermedades con extensos nombres que caracterizan a la raza en este momento; toda esa información pueden reunirla de los libros de texto comunes, si así lo eligen, y pueden estudiarla, si así lo quieren. Personalmente no lo encuentro particularmente satisfactorio.
Partiremos de la premisa de que hay enfermedad, y que es un efecto de causas internas; que el hombre ha hecho tan grandes progresos en la comprensión del efecto de estas causas cuando producen cambios en la vestidura externa del hombre, como la ciencia ha hecho en la comprensión de la vestidura externa de Dios, el mundo de la naturaleza fenoménica.
Extraído de: Un Tratado sobre los Siete Rayos – Tomo IV “Curación Esotérica”, Alice A. Bailey.
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Producido por: Reflexión sobre los Libros Azules
Fecha de publicación: 01-09-2022