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Reseña:
La Gran Invocación
Estanza Dos
Septiembre de 1940
Después de la debida reflexión, me pareció que serviría a un propósito muy útil si dilucidara algo el tema de la nueva Invocación y considerara también la idea de la intervención divina. Hay mucho pensamiento impreciso respecto a esto, debido a la verdad tanto como a la mala interpretación de la enseñanza cristiana acerca del retorno del Cristo. Mentes analíticas y teológicas de los hombres han distorsionado la revelación de Dios, y me gustaría hacer algo para producir una actitud más sensata hacia la realidad de este retorno inevitable. Este pensamiento impreciso impide mucho trabajo inteligente y cooperativo. Les recordaría que el éxito de la invocación y la verdadera eficacia de la plegaria dependen del claro pensar y no del deseo[1] emocional o de un poderoso complejo de querer[2]. Dependen, también, de cierta dinámica frescura y entusiasmo que es tan difícil de alcanzar en un tiempo de estrés y presión. El tiempo actual es peculiarmente difícil. Quizás una comprensión más clara de la naturaleza y propósito de intervención divina pueda aclarar en parte la cuestión.
Al pensador casual y al estudiante ocultista no entrenado quizás les parezca que —dado una Deidad todopoderosa o Logos Planetario— Él podría con poca dificultad y mucha utilidad y compasión, intervenir en esta penosa situación mundial y poner fin a la guerra de las naciones por intermedio de algún acontecimiento espectacular, algún dramático cataclismo de proceso natural o alguna aparición suprema que [i252] obraría mucho bien. Podría argumentarse que quizás convenciera de manera concluyente a los grupos atacantes y agresores de que su día terminó y que sería mejor dirigir sus esfuerzos hacia un final inmediato. Ojalá fuera una materia tan relativamente simple, pero las leyes de la naturaleza, el libre albedrío de la humanidad misma y la inevitabilidad del karma se combinan para impedir una intervención justamente en esos términos. Esto no significa que alguna forma de intervención no pueda ser posible, pero debe estar de acuerdo con la ley; no debe interferir en el derecho de la humanidad a manejar sus propios asuntos, y debe elegirse el momento de una manera tal que puedan obtenerse los mejores y máximos resultados.
Ante todo, quisiera abordar los tres puntos que he citado anteriormente —ley natural, libre albedrío y karma. Al hacerlo, quizás pueda aclarar algo del confuso pensar de muchos estudiantes.
[e212]
Ley natural es el resultado inevitable en el plano físico de fuerzas y energías que fueron generadas durante largo tiempo. La gente tiende a creer que están fuera del control humano y que constituyen parte de la inescrutable voluntad de Dios, y que el hombre nada tiene que ver con ellas. Cuando se comprenda que ciertos aspectos de la ley natural conciernen estrictamente a las fuerzas —subterráneas, superficiales y aéreas— de nuestro planeta, se verá que la premisa es correcta en la condición actual de las actitudes mentales de la raza y permanecerá así por largo tiempo. Sin embargo, hay causas y efectos que pueden caer en la categoría de ley natural, que ahora no están tan alejados del control humano. Durante edades el hombre ha generado energías que inevitablemente deben producir eventos sobre el plano físico, evocar respuesta sobre el plano de las emociones e inducir reacciones mentales. Es aquí que ley natural y la ley del karma se encuentran e interactúan una sobre otra.
Hoy hay muchas personas que encuentran una coartada para sí mismas en la situación mundial actual, y un consiguiente liberarse de toda definida acción y responsabilidad, diciendo que lo que está sucediendo ahora es simplemente karma o el resultado de causa y efecto, y que nada hay, por lo tanto, que ellas puedan hacer al respecto; asumen la posición de que [i253] el asunto no les atañe y que a su debido tiempo el proceso se resolverá y todo estará bien otra vez. Entonces se habrá limpiado la pizarra e incidentalmente ellos no se habrán implicado sino que a salvo (aunque incómodamente) habrán estado de mirones. Al hacerlo así pasan por alto el tercer aspecto de esta misma ley al que hemos dado el nombre de libre albedrío. El uso correcto del libre albedrío y su expresión comprensiva son los que finalmente deben rectificar y ajustar el desarrollo del karma y trasmutar aquello que ahora produce tanto mal y devastación en el mundo, en una demostración del bien y de la base exitosa para la búsqueda de la verdadera felicidad.
Por lo tanto, quienes miran los trágicos sufrimientos de la humanidad y se niegan a estar implicados, y logran así eludir la responsabilidad como parte integrante de la familia humana, indudablemente acumulan para sí mucho mal karma. De alguna manera deben aprender a participar, porque la situación actual contiene en sí las simientes de la liberación para la humanidad cuando se haya comprendido algo la naturaleza del mal, y sobre todo cuando se haya reconocido verdaderamente la unicidad de la humanidad y los derechos de los seres humanos. Quienes militan contra la raza de los hombres y tratan de arrebatarle su meta de libertad otorgada por Dios, deben ser rechazados hasta su lugar de origen. Aquellos que se niegan a tomar parte en esa lucha por la libertad no participarán de los beneficios de la libertad, aunque sólo sea dentro de los límites de su propio hogar, en sus hábitos de [e213] vida y en sus circunstancias privadas. Cuando aquí hablo de “ser rechazados hasta su lugar de origen”, uso frases en ambos sentidos: simple y oculto.
Por lo tanto el libre albedrío y la voluntad-al-bien de la humanidad deben poner fin activamente al conflicto actual. Uno de estos, el primero, concierne a la responsabilidad del hombre hacia el hombre; el otro, correctamente comprendido, concierne a la recta relación del hombre con el propósito divino, su recta orientación hacia la divina buena voluntad y su correcta participación en su expresión. Donde estas condiciones existen, puede hacerse surgir un acto de intervención divina.
La Exteriorización de la Jerarquía
[1] desire
[2] wish
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Producido por: Reflexión sobre los Libros Azules
Fecha de publicación: 14-11-2022