LGI 2 – Estanza 2 Parte VI

La Gran Invocación

Estanza Dos

Septiembre de 1940

Quisiera abordar otro pensamiento antes de un análisis de las frases de la Invocación.

Hoy, es una verdad reconocida que toda expresión en el plano físico es el resultado, ante todo, del pensamiento, luego del deseo y finalmente de la actividad en el plano físico. Un hombre ve una visión y una posibilidad. Cavila sobre ello y ello entra luego en el reino de la invención mental. Después se organiza una formapensamiento, sea la formapensamiento de una máquina de coser, de un partido político, de una idea económica o algún otro tipo de organización con algún objetivo planeado. Mucha reflexión y cavilación producirá finalmente un campo magnético que llegará a ser tan potente que entrará el deseo; luego el sueño o visión entra en una nueva etapa de vitalización. A su debido tiempo, cuando los procesos del deseo se hayan desarrollado adecuadamente, la visión se precipitará en el plano físico. La actividad física y los métodos concretos de [i264] manifestación están entonces coordinados y gradualmente la formapensamiento se trasforma en realidad expresada, reconocible por todos los hombres.

Pensamiento, deseo, actividad —tal es la historia de visión y sueño humano.

A través de las edades, desde la noche misma de los tiempos, el hombre soñó, esperando la revelación divina y la intervención divina. Cuando todo lo demás parece fracasar, los hombres recurren a Dios. Una y otra vez en la historia de la raza, la visión ha tomado forma y el sueño se ha materializado en alas del poderoso deseo y demanda. Una y otra vez, Dios se ha revelado y enviado Sus Mensajeros y Representantes para ayudar y guiar a la humanidad. Pero esto sucede sólo cuando la demanda es expresada adecuadamente y la necesidad clamó al último cielo. Hasta ahora la respuesta nunca falló.

Una y otra vez últimamente, las naciones del mundo han sido llamadas a orar, y esta proclamada demanda de millones de personas no puede ser desoída o quedar desdeñada. Una respuesta debe estar próxima, aunque puede que no adopte la misma forma de antes, porque el hombre es hoy —a pesar de las apariencias— más capaz de manejar sus propios asuntos y determinar conscientemente sus propios acontecimientos. No importa cuán inadvertida, detrás de todas estas demandas y plegarias en los numerosos países cristianos, reside una sutil, profundamente arraigada convicción de que el retorno de Cristo es inminente; hay amplia aceptación del concepto de que la Presencia del Hijo de Dios puede ser evocada y que Él debe venir en ayuda de Su pueblo. No importa cuál sea [e222] la interpretación dogmática o el idealismo teológico, alguna forma de esta creencia está detrás del clamor de los millones de personas.

¿Inducirá esta demanda desde los corazones de los hombres el retorno del Cristo de Galilea?

¿Ocasionará el surgimiento a la manifestación de algún gran Hijo de Dios Quien personificará quizás otro y desconocido aspecto de la vida y cualidad de Dios?

¿Producirá quizás la personificación de otra revelación divina, y —así como el Buda expresó la Sabiduría de Dios y el Cristo nos reveló el Amor de Dios— no es posible que Aquel Que pueda venir desenvuelva para nosotros la naturaleza de la Voluntad o Propósito de Dios, presentando así esa voluntad-al-bien que debe ser llamada a la [i265] actividad si la maligna voluntad-al-poder ha de ser barrida de la Tierra?

Presento esta posibilidad a la atención de ustedes y les pediría que piensen sobre ello.

Breve Intervalo de Silencio

De este modo, si esto probara el resultado correcto de toda invocación y plegaria, tendremos compensada la voluntad de la personalidad, el egoísmo y la codicia materiales, con la voluntad altruista que trata de ayudar a toda la humanidad. La voluntad del yo inferior y la voluntad del Yo o Alma serán puestas en conflicto una con la otra, y la humanidad arrojará el peso de su influencia sobre un lado o el otro.

Cuando hablo de arrojar el peso de la influencia humana sobre un lado u otro, me refiero no solamente al poder del pensamiento y a lo que tantos eufemísticamente llaman “trabajar en niveles mentales”. Me refiero a la actividad consciente del entero hombre, trabajando mental, emocional y, muy enfáticamente, físicamente también. Por lo tanto, sólo aquellos que son personalidades integradas pueden trabajar de esta manera, y aquí reside una dificultad.

Hoy esas personas que trabajan sólo mentalmente o que se sientan y envían pensamientos de emisión de amor al mundo y que se regodean en la belleza de su propio idealismo (a menudo no haciendo ningún esfuerzo físico compensador para poner fin a la actual situación maligna mediante la correcta elección, sacrificio y arduo servicio), en realidad no sirven a nadie en absoluto excepto a ellos mismos. Hay también quienes envían pensamientos de amor al grupo de hombres malignos responsables del desastre mundial, creyendo de ese modo que los influyen definitivamente[1]. A ellos les recordaría que el amor es esencialmente una potencia o energía impersonal, que depende para su efecto del tipo de forma sobre la cual contacta y sobre la cual hace un impacto. Por lo tanto, afluyendo sobre la egoísta naturaleza materialista, sólo aumentará el deseo y promoverá creciente agresión adquisitiva, y de este modo fomentan la naturaleza inferior y distorsionan la verdadera expresión del amor, conduciendo a una acrecentada actividad maligna. Afluyendo sobre los altruistas, los puros y los desinteresados, fomentará la realidad y el verdadero amor. Estos puntos deberían ser recordados en este momento por el servidor bienintencionado pero ocultamente ignorante.

Intervalo de Silencio

Cuando hablo de arrojar el peso de la influencia humana sobre un lado u otro, me refiero al poder del pensamiento, a “trabajar en niveles mentales” y a la actividad consciente del entero hombre, trabajando mental, emocional y, muy enfáticamente, físicamente también. Por lo tanto, sólo aquellos que son personalidades integradas pueden trabajar de esta manera.

La Exteriorización de la Jerarquía

[1]     for good