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Reseña:
Las causas de la actual guerra son antiguas. Esta secuencia histórica de los factores predisponentes puede ser claramente rastreada en los registros exotéricos de todas las naciones tanto como en los registros esotéricos de la Jerarquía. Las cualidades humanas inherentes que condujeron al desarrollo de la guerra actual son bien conocidas. Quienes son conscientes y observadores de la guerra que se libra dentro de sus propias naturalezas, entre el egoísmo de la personalidad y el altruismo del alma, se dan cuenta de las implicaciones y las correspondencias. ¿Dónde reside por lo tanto la solución? ¿Qué debe hacerse para detener los fuegos del odio y de la agresión, de la venganza y del temor? Además, ¿qué debe hacerse como preparación para cuando llegue el momento de la reconstrucción del mundo de los hombres y la inauguración de la nueva y mejor civilización? Consideraremos esto brevemente.
En lo que respecta a la participación activa en el trabajo que debe realizarse a fin de preparar el mundo para la expresión de buena voluntad, poco puede hacerse de naturaleza exotérica activa en este momento; es necesario esperar con paciencia y ver qué sucederá y qué dirección seguirá la actividad de las naciones. Pero hay mucho que realizar de naturaleza esotérica y preparatoria y esto trato de plasmarlo en las mentes de ustedes.
Hasta la fecha y a pesar de las apariencias, las Fuerzas de la Luz son victoriosas y mantienen los asuntos definitivamente firmes. Es por esta razón que nada todavía ha extinguido el espíritu de buena voluntad y de comprensión simpática que existe entre los pueblos de todas las naciones, sin excluir a Alemania; esto ha sido la característica significativa y sobresaliente del conflicto actual. Hay poco odio o revanchismo, y este hecho constituye la diferencia entre esta guerra y la última, en 1914. Ello indica un triunfo para las Fuerzas de la Luz y en ello reside la esperanza del futuro. Sin embargo, aquí es que debe considerarse el factor tiempo, pues una guerra prolongada puede causar un cambio en esta actitud deseable, y una experiencia muy drástica puede producir profundos e inevitables cambios sicológicos en el pensamiento y la acción humanos. Esto debe ser neutralizado conscientemente. No ha sucedido todavía pero podría suceder, y si ocurre, mucho dolor, terror, expectativa temerosa y sufrimiento, y la agonía producida por el espectáculo del sufrimiento podrían finalmente trasformar esta buena voluntad en un dinámico espíritu de odio y revancha a menos que sea contrarrestado definitiva y conscientemente. Los grupos que están adhiriendo a los principios de las Fuerzas de la Luz, que están dedicando cada esfuerzo a poner fin al espíritu de agresión y a librar al mundo de los puntos focales de influencia y poder material, todavía deben llevar adelante la tarea de unir a hombres y mujeres de todas las naciones en un espíritu de comprensión amorosa; deben interpretar nación a nación en términos de hermandad y del nuevo orden.
Esto no es fácil de realizar en este momento. Los cuerpos astrales o emocionales de seres humanos (que constituyen el cuerpo astral de la humanidad como un todo) están hoy en un estado de caos y son arrastrados por antiguos deseos, antiguas y profundamente arraigadas actitudes
egoístas, y por antiguos odios. La tarea también se complica por la actividad de los procesos mentales del hombre caracterizados por ilusiones pronunciadas y desarrolladas, por actitudes separativas y por argumentos engañosos. Pero, al mismo tiempo, hay suficientes personas en el mundo que responden al espíritu de buena voluntad, de comprensión tolerante, y animadas por un deseo de rectas relaciones humanas permanentes.
He sugerido anteriormente que debería ser posible —en fecha posterior— el reconocimiento mundial de un Día de Olvido, de Perdón y de Cumplimiento del mandato bíblico de “olvidar las cosas que quedan atrás y seguir adelante” adentrándose en la nueva era, las nuevas relaciones y la nueva civilización. Todos podemos empezar a planear para esa época, y a trabajar para ese momento sicológico en que esta idea pueda ser presentada. Vendrá inmediatamente después de la cesación de las hostilidades. Pero hoy en todos los países, donde sea posible, los pueblos deben ser educados en esta expresión de síntesis humana e interrelación humana.
Sin embargo, ello implica poner énfasis sobre los valores a los cuales me he referido anteriormente en este artículo. Esta es la responsabilidad conjunta de la humanidad debido a sus errores generales y a las antiguas actitudes y controles erróneos. En consecuencia significa descender de nuestra posición de críticos y adjudicadores de la responsabilidad, a la de cargar solidariamente con la enorme tarea de cambiar las condiciones actuales e instituir esos cambios totales de política que harán posible y hermoso un orden mundial unido. No es una tarea fácil. Convoca hoy a todos los hombres y mujeres de buena voluntad del mundo y los desafía a prepararse, mientras continúa el conflicto, para lo que podrá realizarse una vez que haya terminado.
Mantra de Unificación
Los hijos de los hombres son uno y yo soy uno con ellos. Trato de amar y no odiar, Trato de servir y no exigir servicio, Trato de curar y no herir.
Que el dolor traiga la debida recompensa de luz y amor. Que el alma controle la forma externa, la vida y todos los acontecimientos; Y traiga a la luz el amor que subyace en todo cuanto ocurre en esta época.
Que vengan la visión y la percepción interna. Que el porvenir quede revelado. Que la unión interna sea demostrada. Que cesen las divisiones externas. Que prevalezca el amor. Que todos los hombres amen.
Extraído de: La Exteriorización de la Jerarquía, Alice A. Bailey – Septiembre de 1939
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Producido por: Reflexión sobre los Libros Azules
Fecha de publicación: 29-04-2020