El Destino de las Naciones – Discípulos de Séptimo Rayo – Características

DISCÍPULOS DE SÉPTIMO RAYO: CARACTERÍSTICAS

Una de las principales características del discípulo de séptimo rayo es su intenso sentido práctico. Trabaja en el plano físico con un constante y firme objetivo para ocasionar resultados que serán efectivos en la determinación de las formas de la cultura y civilización venideras; hacia el final del ciclo del séptimo rayo trabajará igualmente arduo para perpetuar lo que haya ocasionado. Esgrime fuerza para construir las formas que satisfarán sus necesidades y hace esto más científicamente que los discípulos en otros rayos. El devoto de sexto rayo es mucho más abstracto y místico en su trabajo y pensamiento, y pocas veces tiene alguna comprensión real de la correcta relación entre forma y energía. Piensa casi totalmente en términos de cualidad y presta poca atención al aspecto material de la vida y a la verdadera significación de la sustancia cuando produce fenómenos. Tiende a considerar a la materia como de naturaleza maligna y a la forma como una limitación, y sólo pone el énfasis en la conciencia del alma como de verdadera importancia. Este  fracaso en trabajar inteligentemente, y quisiera agregar, amorosamente con la sustancia y así relacionarla correctamente con la forma densa externa es lo que hizo que los últimos dos mil años produjeran tan desastrosamente un mundo mal dirigido y lo que ha llevado a la población del planeta a su grave situación actual.

El trabajo poco inteligente en el plano físico, llevado adelante por aquellos influenciados por la fuerza de sexto rayo, ha conducido a un mundo que padece clivaje en un sentido tan verdadero como una persona individual puede padecer una “doble personalidad”. Las líneas de demarcación entre ciencia y religión son un destacado ejemplo de esto y han sido trazadas con toda claridad y fuerza. … La tarea de los trabajadores de la nueva era es reunir esos dos aparentes opuestos, demostrar que espíritu y materia no son antagónicos entre sí y que en todo el universo sólo hay sustancia espiritual, obrando sobre y produciendo las formas tangibles externas.

Cuando una forma y una actividad es lo que ustedes llaman mal, sólo es así porque la energía motivadora detrás de la forma y responsable de la actividad está erróneamente orientada, egoístamente impulsada e incorrectamente usada.

… Breve Intervalo de Silencio…

• La energía sigue al pensamiento.
• Correcto motivo crea correcta acción y correctas formas.

Estas dos afirmaciones son de origen muy antiguo pero hasta ahora son poco comprendidas. Por eso lo primero que todo discípulo tiene que aprender es la naturaleza, el control y la dirección de la energía; esto lo hace trabajando con las causas iniciadoras, aprendiendo la naturaleza del reino de causas y desarrollando la capacidad de llegar detrás del efecto a la causa que lo generó o produjo. En el caso del discípulo individual y en la etapa preliminar de su entrenamiento, esto involucra la constante investigación de sus motivos hasta que haya descubierto lo que son y haya dirigido su pensamiento de modo tal que, en todos los casos, se pueda confiar en que esos motivos obrarán automática y dinámicamente bajo dirección del alma.

Quisiera que recuerden que, aunque todo es energía, sin embargo al mismo tiempo en la correcta enseñanza esotérica se llama energía a la actividad impulsora superior, y se llama fuerza a lo que está condicionado por ella e impelido a la actividad por su intermedio. Por lo tanto los términos son relativos y movibles.

El discípulo de séptimo rayo trabaja conscientemente por medio de ciertas leyes, que son las leyes que gobiernan la forma y su relación con el espíritu o vida. En Un Tratado sobre Fuego Cósmico, les di las tres leyes mayores del sistema solar y las siete leyes subsidiarias por las cuales se expresan las tres mencionadas; también les di indicios respecto a las leyes que gobiernan el trabajo grupal. Un curioso indicio del efecto del trabajo mágico de séptimo rayo sobre la conciencia de la masa es el empleo creciente de eslóganes y de “frases pegadizas” (¿no es ese el término utilizado?), que son empleados para provocar resultados e impeler a los seres humanos a ciertas formas de acción masiva. Esto es el uso embrionario de las Palabras de Poder, y por un estudio de sus valores tonales, sus indicios numerológicos y su potencia inherente, los hombres finalmente arribarán a mágicos logros y creaciones, produciendo actividad grupal y la aparición de ciertas formas de expresión en el plano externo.

Después de todo, las fórmulas científicas han reducido los descubrimientos más intrincados y abstrusos a unos pocos signos y símbolos. El paso siguiente es corporeizar estos signos y símbolos en una palabra o palabras, impartiéndoles así lo que esotéricamente se denomina “el poder de corporeizar”. Podría expresarlo de esta manera: la antigua afirmación de que “Dios habló y los mundos fueron hechos”, simplemente significa que la fórmula de Dios para la creación, fue reducida a una gran Palabra que Él emitió y a la cual siguieron los inevitables resultados. Algo de este proceso en una diminuta escala humana será visto sucediendo en la era venidera. Actualmente, lo que recién dije puede sonar descabellado y fantástico al estudiante término medio.

Será obvio para ustedes que discípulos de séptimo rayo ejercen mucho poder, y por esta razón el énfasis en toda enseñanza dada es puesto sobre pureza de motivo. En el pasado, el énfasis se puso sobre la pureza de cuerpo en el caso de los discípulos de sexto rayo. Como era inevitable, llevaron la idea hasta un punto fanático y acentuaron el celibato, el ascetismo y las reglas estrictas de vida física, a menudo haciendo pecaminoso lo que es natural. Esta fue una etapa necesaria en su desarrollo, pues era esencial que el plano físico se volviera un factor más importante en su conciencia y que su atención se apartara del reino de la abstracción (su línea de menor resistencia) y se enfocara en el vivir físico, pues, nuevamente, la energía sigue al pensamiento. De este modo su actitud hacia la vida podría volverse más práctica y la necesaria integración tendría lugar. Discípulos en la nueva era pondrán el énfasis sobre el principio mental, porque condiciona el pensamiento y el habla. Todo el trabajo mágico se basa en la energía del pensamiento y de la palabra hablada (la expresión de los dos centros mágicos antes mencionados), y pureza en el reino de la mente y motivo es considerada en consecuencia como una esencialidad básica.

En manifestación del plano físico, se nos conoce por nuestro discurso, se nos conoce por nuestra reticencia, por las cosas que decimos y por las cosas que dejamos sin decir, y somos juzgados por la cualidad de nuestra conversación. De las personas pensamos en términos de lo que ellas dicen, porque sus palabras revelan el tipo de materia-de-pensamiento en la que operan y la cualidad de energía o vida que ponen detrás de sus palabras…

Cuando Dios habla los mundos son hechos y en este tiempo actual Él está sólo en proceso de hablar. Aún no ha concluido lo que tiene que decir, y de ahí la presente imperfección aparente. Cuando esa gran frase u oración divina que ocupa Su pensamiento sea llevada a término, tendremos un sistema solar perfecto habitado por existencias perfectas.

Extraído de “Un Tratado sobre Fuego Cósmico” y “El Destino de las Naciones”, Alice Ann Bailey