Curación Esotérica: LEY II

La enfermedad es el producto de tres influencias, y está sujeta a ellas.

Primero, el pasado de un hombre, donde paga el precio del antiguo error.

Segundo, su herencia, donde comparte con todo el género humano esas contaminadas corrientes de energía de origen grupal.

Tercero, él comparte con todas las formas naturales aquello que el Señor de Vida impone a Su cuerpo.

Estas tres influencias son denominadas “La Antigua Ley de Compartición del Mal”.

Esto debe dar lugar algún día a esa nueva Ley del Antiguo Predominante Bien que reside detrás de todo lo que Dios ha creado.

Esta ley debe ser puesta en actividad por la voluntad espiritual del hombre.

¿Qué es una ley, hermano mío? Es la imposición (sobre ambos, lo menor y lo más importante) de la voluntad y propósito de aquello que es superlativamente grande. Por lo tanto para el hombre es incomprensible.

El hombre algún día tiene que aprender que todas las leyes de la naturaleza tienen sus equivalentes superiores, espirituales, y en breve estaremos en busca  de ellos.

Nuestras leyes hoy no son más que leyes secundarias. Son las leyes de vida grupal y gobiernan los reinos de la naturaleza y encuentran su expresión (para el reino humano) por intermedio de la mente, de la naturaleza emocional y a través de un agente del plano físico.

La tercera parte de este tratado está destinada a tratar las leyes básicas de Curación. Estas no se ocupan de las leyes arriba mencionadas, sino de los aspectos prácticos del arte de curar.

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El trabajo lenitivo, paliativo y curativo realizado por la medicina y cirugía ha sido comprobado más allá de toda controversia. Los métodos empleados, tales como la vivisección de animales, pueden provocar malestar con razón. A pesar de todo esto la deuda del género humano para con la profesión médica es grande, y el servicio prestado a la humanidad por esa profesión contrarresta en gran parte el mal. Es cierto que ellos no saben todo; también es cierto que hay un pequeño porcentaje de médicos y cirujanos (menor que en ninguna otra profesión) que son interesados y no honran a su profesión; también es exacto que ya saben bastante como para estar dispuestos a admitir cuánto más existe por conocer. Pero es igualmente cierto que es un gran grupo bueno y autosacrificado dentro de la familia humana. Recuerden esto.

Me ocupo del aspecto subjetivo del hombre, y de las causas secundarias que tienen sus raíces en los cuerpos internos del hombre y en el aspecto subjetivo de la naturaleza misma.

Las graves causas principales, como anteriormente expliqué, no pueden ser captadas por ustedes. Están más allá de la capacidad de la mente concreta.

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Trato de aclarar lo que el hombre tiene posibilidad de hacer para liberarse cada vez más de la acumulación del pasado, tanto individual como grupalmente, y al hacerlo, desalojar de su cuerpo físico los gérmenes de la enfermedad. Sin embargo, se ha de tener en cuenta que muchas enfermedades son de naturaleza grupal, y en consecuencia inherentes a la humanidad misma. Así como el mundo de los insectos devasta y destruye al reino vegetal, así los gérmenes —individuo y grupo— devastan y destruyen hoy al reino humano. Son agentes de destrucción y hoy están ejecutando una tarea y deber definidos en el gran esquema de las cosas.

Los hombres están destinados a morir, como todo hombre ha de morir, a requerimiento de su propia alma. Cuando el hombre haya alcanzado una etapa superior en la evolución, deliberada y definidamente elegirá el momento en que conscientemente se retirará de su cuerpo físico.

Por lo tanto, quiero puntualizar que deliberadamente evitaré los tecnicismos médicos, aunque nos referiremos a menudo al cuerpo físico y a las enfermedades que hacen presa de él.

… hoy procuro darles otra de las Leyes de Curación, así como también una de las Reglas para el Curador. Estúdienlas con cuidado.

La segunda regla para el curador es la siguiente:

Regla Dos

El curador debe obtener pureza magnética a través de la pureza de vida. Debe lograr esa radiación dispersiva que se manifiesta en todo hombre cuando ha conectado los centros en la cabeza. Cuando este campo magnético está establecido, la radiación también surge.

Una de las cosas que definitivamente debería surgir en nuestros estudios es el hecho de que la enfermedad rara vez es de origen individual, a menos que un hombre malgaste su vida e indudablemente abuse de su cuerpo (por la bebida o disipación sexual), y que la mayor parte de la enfermedad existente hoy en el mundo es casi totalmente de origen grupal, es heredada, es el resultado de infección, o el resultado de desnutrición. Esta última es principalmente un mal de la civilización, es el resultado del desajuste económico o de la adulteración del alimento. Como indiqué anteriormente, estas últimas causas de la enfermedad no son principalmente el resultado de fuerzas sutiles internas, sino la afluencia ascendente, al cuerpo etérico, de energías provenientes del plano físico mismo y del mundo externo de fuerzas.

Los instructores de ocultismo han prestado poca atención a estas fuerzas que vienen de lo externo, que se originan en el plano físico y que afectan a los cuerpos internos. Hay energía física y corrientes de fuerza penetrando en los cuerpos etéricos de todas las formas, así como la ilusión mundial y los miasmas del plano astral a menudo tienen sus causas en condiciones del plano físico.

Las energías que penetran en los centros del hombre desde los niveles más sutiles han sido consideradas a menudo en libros de ocultismo, pero las fuerzas que encuentran su camino hacia los centros desde el mundo de vida del plano físico rara vea son conciencializadas o discutidas. Ofrezco a vuestra consideración un pensamiento un tanto nuevo.

Extraído de: Un Tratado sobre los Siete Rayos – Tomo IV “Curación Esotérica”, Alice A. Bailey.