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Reseña:
En las últimas páginas he aclarado ampliamente el tema indicando, aun a riesgo de producir algún desaliento, ciertos requisitos esenciales para el curador en la Nueva Era y también ciertos contactos que deberá establecer con facilidad y prontitud cuando trate de curar. También definí la naturaleza de Ley. Esto fue preliminar a la consideración de las Leyes a las cuales el curador debe ajustarse, y de las Reglas que automática e intuitivamente obedecerá. Podríamos considerar estas Leyes y Reglas en mutua relación y también con el curador, pues varias de las Reglas están íntimamente relacionadas con una Ley que controla al curador.
Por la anterior definición de ley, resultará evidente que, en el último análisis, enfermedad, muerte, mentira, falsedad y desesperación son inherentes al planeta mismo, porque nuestro Logos planetario (como lo afirmé anteriormente, cuando ayudaba a H.P.B. a escribir La Doctrina Secreta) es un “Dios Imperfecto”. Después de la actual gran crisis mundial, un incidente en el avance de nuestro Logos planetario en el Sendero cósmico, y por lo tanto habiendo tomado una iniciación cósmica, Sus imperfecciones están manifiestamente disminuidas; habrá menos angustia y enfermedad en la tierra una vez que se hayan efectuado los necesarios reajustes planetarios. Esto ustedes mismos no lo verán ocurrir, porque los reajustes en tan amplia escala tardan siglos para efectuarse.
Por lo tanto lo que tengo que decir respecto a la futura curación de la enfermedad no tendrá un valor práctico durante mucho tiempo, pero deben ser consideradas y discutidas la teoría y las indicaciones acerca de su posibilidad.
También, durante mucho tiempo, la ciencia médica y el conocimiento quirúrgico desempeñarán una parte valiosa en la medicina preventiva, prácticas paliativas y procesos curativos. Cada vez más se les agregarán numerosos métodos sicológicos de curación, los cuales irán de la mano con los dos mencionados, anexándose a estos los servicios de los curadores espirituales; así se irá desarrollando constantemente un acercamiento cabal al entero hombre, necesidad reconocida hoy en todas partes por médicos de ideas progresistas. Así también por medio del método experimental de prueba y error, mucho se aprenderá.
Los procesos de curación que estoy delineando e indicando por medio de estas Leyes y Reglas son fundamentalmente nuevos. No se basan en afirmaciones como las de la Christian Science y otros cultos de curación mental; no tienen su fundamento en orígenes aseverados ni en pretendidos resultados que sólo serán posibles cuando la raza haya alcanzado un nivel mucho más elevado de perfección que el observado actualmente o el que es inmediatamente capaz de desarrollar. Como he dicho repetidas veces en este tratado, nada existe fundamentalmente malo en las afirmaciones hechas por estos grupos y organizaciones acerca del hombre que ha llegado a la expresión del alma y a la realización de la conciencia Cristo. Erróneo es afirmar que el hombre común (que evidentemente no se halla en este avanzado punto de evolución) pueda realizar estos milagros de curación en sí mismo o en otros. Muy pocas personas han alcanzado esta etapa y ciertamente es muy raro que la alcance el curador que pertenece a dichos cultos y organizaciones.
El curador de la nueva era reconocerá las limitaciones y las circunstancias condicionantes, además del destino. Esto predispone el desarrollo interno de poderes que otorgan conocimiento.
También será espiritualmente consciente de que la curación del cuerpo físico no constituye siempre el más elevado bien espiritual; la sobreestimación, el serio y ansioso cuidado de la vida de la forma, del vehículo físico, no es de mayor importancia.
El curador de la nueva era no trabaja ni lo hará directamente con el cuerpo físico; siendo ocultista, no considera a ese cuerpo como un principio. Actúa práctica y totalmente sobre el cuerpo etérico y las energías vitales, dejando que esas energías hagan impacto sobre el autómata del cuerpo físico de acuerdo a una intención dirigida; entonces producirán su efecto de acuerdo a la respuesta de ese cuerpo, condicionado como estará por muchos factores. Esas energías, dirigidas por medio del cuerpo etérico del paciente, o emanando de ese cuerpo, pueden traer la curación si el destino del paciente lo permite, o estimular de tal manera la zona enferma, que la dolencia sea llevada a una crisis y el paciente muera. Esto a menudo sucede bajo el tratamiento de los curadores de los cultos que ignoran las leyes de curación y basan sus actividades en el conocimiento de una divinidad presente, aunque generalmente inexpresada.
* * *
Una declaración básica, indicando la teoría subyacente mayor sobre la cual trabajará el curador [es]:
Toda enfermedad es el resultado de la inhibición de la vida del alma. Esto es verdad para todas las formas en todos los reinos. El arte del curador consiste en liberar al alma a fin de que su vida pueda fluir a través del conglomerado de organismos que constituyen una forma determinada.
Esta ley indica que el triple hombre inferior puede ser destruido por la enfermedad debido a que no está controlado por el alma. La enfermedad se aloja en el cuerpo físico cuando la libre afluencia de la energía vertiéndose desde el alma está inhibida y limitada.
De nuevo, y muy frecuentemente, el hombre está tan intensamente preocupado con el presente malestar y dolor del cuerpo físico denso, que las impresiones superiores que pudieran venir a través de la mente o de los cuerpos del alma son incapaces de hacerlo. ¿Entonces, qué debe hacer el curador entrenado e instruido?
Ante todo debe comprender que el cuerpo etérico es el factor más importante y el principal vehículo con el que debe tratar. En consecuencia concentra su atención sobre ese cuerpo de energía. Ello implica la necesidad de averiguar ciertos hechos y luego establecer algunos puntos de contacto eficazmente útiles.
Se requiere una mayor medida de percepción espiritual y comprensión mental antes de que pueda ser eficaz el sistema que propongo. Todo lo que doy en mis escritos es mayormente de índole precursora, y esto debe recordarse.
Extraído de: Un Tratado sobre los Siete Rayos Tomo IV, Curación Esotérica, Alice A. Bailey.
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Producido por: Reflexión sobre los Libros Azules
Fecha de publicación: 03-10-2022