El Destino de las Naciones – Cambios hacia la Nueva Era

CAMBIOS HACIA LA NUEVA ERA

La nueva era con su peculiar civilización y cultura será traída a la manifestación a través de la colaboración de los muchos bienintencionados, que responden cada vez más al bien del todo y no del individuo; ellos son los pensadores idealistas pero prácticos, influidos por el canon de las cosas por venir y por los discípulos mundiales, impresionados por los planes y bajo la instrucción de la Jerarquía que está dirigiendo y controlando todo.

… Espacio de Silencio…

Todos los cambios en conexión con la familia humana, el cuarto reino en la naturaleza, siempre dependen de tres factores:

1. Esos acontecimientos físicos externos que son definitivamente “actos de Dios” y sobre los cuales ningún ser humano tiene la más mínima autoridad.
2. La actividad de los seres humanos mismos, trabajando en todos los diferentes rayos pero en cualquier momento dado y en cualquier período particular condicionados por:
   1. La preponderancia de egos en cualquier particular rayo. Hoy día hay un gran número de egos de segundo rayo en encarnación y su trabajo y sus vidas facilitarán el Gran Acercamiento venidero.
   2. La naturaleza y la cualidad de los rayos de la personalidad predominantes de la mayoría. En este momento hay un vasto número de almas en encarnación cuyos rayos de la personalidad son o el sexto o el tercero. Condicionan destacadamente la civilización venidera incluyendo todas las empresas educativas y financieras, así como la influencia de aquellos que tienen contacto del alma y pueden expresar cualidad del alma condicionan y determinan la cultura actual.
   3. La actividad del quinto principio, el de la mente. Este principio mente está hoy peculiarmente activo en un sentido amplio y general. Si pudiera expresarlo simbólicamente, la actividad vertical de la mente, que ha afectado a individuos en todas partes en el trascurso de las épocas, siempre ha producido los guías mentales, los directores y los líderes de la humanidad. Hoy, la actividad horizontal de la mente, abarcando enormes masas de pueblo y a veces naciones y razas enteras, puede observarse en todas partes y esto debe conducir inevitablemente a acontecimientos y efectos hasta ahora inimaginados e imposibles.
3. La influencia de los rayos salientes y los entrantes en cualquier momento. Se les ha dicho a menudo que estos acontecimientos —pues el surgimiento o desaparición de una influencia de rayo es un acontecimiento en el tiempo— son materia de lento desarrollo, son de naturaleza síquica y están gobernados por ley. La duración del tiempo en que un rayo aparece, se manifiesta y realiza su trabajo y finalmente desaparece es uno de los secretos de la iniciación, pero —a medida que el tiempo trascurra y la naturaleza del tiempo mismo sea mejor comprendida— se establecerá el período y la ecuación tiempo de los rayos menores de atributo, pero ese momento no ha llegado aún, aunque hoy el intenso interés por los fenómenos del tiempo indica una creciente concienciación del problema mismo y de la necesidad de comprender la relación del tiempo, tanto con el espacio como con el acontecimiento.

Pronto se comprenderá que el tiempo es enteramente un acontecimiento cerebral; un estudio del sentido de velocidad como es registrado por el cerebro, más la capacidad o incapacidad de un ser humano para expresar esta velocidad, revelará, cuando se lo aborde adecuadamente, mucho de lo que ahora sigue siendo un misterio.

… Espacio de Silencio…

En este momento, todo el mundo está enredado en el caos y en el desorden incidentes al choque de las fuerzas del sexto y del séptimo rayos. Cuando un rayo sale y otro entra en la manifestación, y su impacto sobre la tierra y sobre todas las formas en todos los reinos de la naturaleza ha alcanzado el punto en el que las dos influencias están igualadas, entonces se alcanza un definido punto de crisis. Esto es lo que ha ocurrido hoy, y la humanidad, sujeta a dos tipos o formas de energía, es arrojada “fuera del centro” y de ahí la intensa dificultad y tensión del presente período mundial. La causa de esto es no sólo el impacto de los dos tipos de energía, azotando las formas de vida con igual fuerza, sino también que la energía de la humanidad misma (la cual es una combinación de los rayos cuarto y quinto) es arrastrada al conflicto. A esto además debe agregarse la energía del reino animal (también una combinación de las energías del tercero, quinto y sexto rayos) pues esta gobierna la forma física o animal de cada ser humano. Tienen, por lo tanto, un encuentro de muchas fuerzas en conflicto y el Arjuna mundial enfrenta una batalla estupenda —una batalla que es recurrente y cíclica pero que, en esta era particular, resultará un factor decisivo y determinante en el milenario conflicto entre la dominación material y el control espiritual. Las fuerzas aprovechando el planeta en este momento son de suprema importancia. Si tienen presente que el sexto rayo obra a través del plexo solar y lo controla (estando estrechamente relacionado con el plano astral, el sexto nivel de concienciación) y que el séptimo rayo controla al centro sacro, verán por qué hay tanta emoción, tanto idealismo y tanto deseo confundidos en conexión con el conflicto mundial y por qué también —aparte de las tormentas en la arena política y en el campo religioso— el sexo y sus diversos problemas ha alcanzado un punto de interés en la conciencia humana, donde es inevitable e inmediata una solución de estas dificultades, una nueva comprensión de las implicaciones subyacentes y una franca consideración de la situación.

… Espacio de Silencio…

La nueva era con su peculiar civilización y cultura será traída a la manifestación a través de la colaboración de los muchos bienintencionados, que responden cada vez más al bien del todo y no del individuo; ellos son los pensadores idealistas pero prácticos, influidos por el canon de las cosas por venir y por los discípulos mundiales, impresionados por los planes y bajo la instrucción de la Jerarquía que está dirigiendo y controlando todo.

Extraído de: El Destino de las Naciones, Alice Ann Bailey